“Aparte de la significación gramatical
del lenguaje, hay otra, una significación mágica, que es la única que nos
interesa… El poeta crea fuera del mundo que existe el que debiera existir… El
valor del lenguaje de la poesía está en razón directa de su alejamiento del
lenguaje que se habla… El lenguaje se convierte en un ceremonial de conjuro y
se presenta en la luminosidad de su desnudez inicial, ajena a todo vestuario
inicial convencional fijado de antemano… La poesía no es otra cosa que el
último horizonte, que es a su vez la arista en donde los extremos se tocan, en
donde no hay contradicción ni duda. Al llegar a ese lindero final, el
encadenamiento habitual de los fenómenos rompe su lógica, y al otro lado, en
donde empiezan las tierras del poeta, la cadena se rehace en una lógica nueva.
El poeta os tiende la mano para conduciros más allá del último horizonte, más
arriba de la punta de la pirámide, en ese campo que se extiende más allá de lo
verdadero y lo falso, más allá de la vida y de la muerte, más allá del espacio
y del tiempo, más allá de la razón y la fantasía, más allá del espíritu y la
materia… Hay en su garganta un incendio inextinguible.”
Vicente Huidobro.