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jueves, 15 de diciembre de 2011

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE






REALPOLITIK


«En la guerra de España, Moscú jugó a que ganara Moscú. Nada más y nada menos. La causa de nuestro pueblo era para ellos como un simple peón en el tablero de sus cálculos. Si hubiera podido ganar la partida haciéndonos triunfar a nosotros a la vez, no hubiera titubeado en darnos el triunfo. Mas como viera que los tahúres rivales amenazaban con hacer saltar la banca, decidió utilizarnos como moneda de cambio en su partida internacional, a fin de poner a salvo su propia bolsa en peligro. Ni odio ni cariño hacia el pueblo español, ni sentimentalismo, ni principios, ni escrúpulos. Para Stalin todo eso no son más que palabras sin significado ni contenido de ninguna clase. En nuestra guerra juegan sólo las apetencias expansionistas, la conveniencia nacional, chauvinista, de quienes ya en aquella época comenzaban a desempolvar las apolilladas casacas de Iván el Terrible y de Pedro el Grande. Eso fue todo. La tragedia fue para cuantos cegados por la fe, o corroídos por las dudas, pero siempre disciplinados y obedientes, fuimos instrumentos dóciles de la política de Moscú, a la que en nuestra ceguera llegamos a sacrificar sagrados deberes que como españoles nos incumbían. »

Jesús Hernández.
Yo fui un ministro de Stalin.
Gregorio del Toro.