«Si vienen los apaches y te llevan consigo, tú nada temas, vive con ellos
y sírvelos, aprende su lengua y háblales de Nuestro Señor Jesucristo, que murió
por nosotros y por ellos, por todos los hombres. Lo importante es que no
olvides: hay un Dios Todopoderoso y Jesucristo, su único hijo. Lo demás se irá
arreglando solo. Cuando crezcas un poco más y aprendas a reconocer los caminos,
toma hacia el Sur, llega hasta México, pregunta allí por tu abuelo, se llama
Esteban… Sí; Esteban Calderón, de Oaxaca; en México le conocen; te presentas,
le dará gusto verte; le cuentas cómo escapaste cuando nos mataron a nosotros…
Ahora bien: si no puedes escapar o pasan los años y prefieres quedarte con los
indios, puedes hacerlo; únicamente no olvides que hay un solo Dios Padre y
Jesucristo, su único hijo; eso mismo dirás entre los indios…» Las lágrimas
cortaron el discurso y afirmó: «Con el favor de Dios, nada de eso ha de
ocurrir…; ya van siendo pocos los insumisos…»
José
Vasconcelos.