LOS BAÚLES EN EL DESVÁN
“En el enjambre gris de hoteles por donde pasó nuestra
historia errante, algunos nombres descuellan con el agridulce recuerdo de
ciertas horas amargas o de risa, vividas en ellos. ¿Cómo olvidaros, hoteles de
la Paix y de France, en Paris; Hotel Jura, en Berna; Hotel de Inglaterra en
Milán; Hotel Central, en Buenos Aires; Hotel Pasaje, de la La Habana; Hotel Félix
Portland, de New York?
Da pena, mucha pena, considerar que algún día este
existir ambulante forzosamente ha de concluir, y que al retirarnos al hogar
donde esperamos acabar nuestra vida, una noche en que nos retiremos tarde de la
calle, la persona que rija los destinos de la casa ha de decirnos, acaso con
cierta acritud:
--Tienes que corregirte: aquí no estás en una fonda…
Lo que equivale a significarnos que allí hay horas de
comer y de dormir, y que aquel orden es algo sagrado que no debe alterarse.
Ya nuestros baúles descansan vacíos en la penumbra de algún
desván; “ya no estamos en una fonda”… ¡Es verdad!... ¡Qué lástima, tener que
despedirnos de tantas cosas bellas, por ser transitorias!...”
Eduardo Zamacois.
La alegría de andar.
Renacimiento.
La alegría de andar.
Renacimiento.