«Desgraciadamente para España, había otras circunstancias desfavorables en 1931. La lucha política desarrollada en el país exclusivamente sobre la forma de gobierno, monárquica o republicana, creó la falsa ilusión de que la llegada del nuevo régimen iba a resolver por sí sola todos los problemas, no sólo políticos, sino económicos. La realidad es que hacía años que la libertad política había dejado de estar identificada con la forma republicana, ya que existían monarquías donde se respetaban todos los derechos humanos y, en cambio, no pocas repúblicas brutalmente dictatoriales. Sólo el aislamiento y atraso de nuestro país podía explicar que se planteara ese dilema anacrónico. Antes de 1931, habían sucedido ya muchas transformaciones en el mundo. Ya no era la libertad política la única premisa necesaria para el desarrollo de los pueblos. »
Manuel Tagüeña.