DIGNIDAD
«En
el Hotel Pimodan de París, donde Baudelaire y un selecto grupo de
amigos comen ocasionalmente haschisch pensando que desafían al
Creador con catas de un paraíso artificial, el sentimiento
predominante es desprecio por la clase media y horror ante los
progresos de la industrialización, un rasgo romántico tan común
como ver la autenticidad en el mundo de los sueños y oponerlo a la
insulsa vigilia. Más original es el «medievalismo» del grupo, que
se apoya en el monje dedicado a urdir eventos imaginarios durante los
siglos oscuros europeos , porque trasladar esa actividad al presente
les depara un modelo de fantasía «subversiva» del cual parte la
«vanguardia», comprometida verbalmente desde entonces con la
revolución y más en concreto con una capacidad para épater le
bourgeois que hará de ella el más duradero y rentable de los ismos.
Políticamente, como explica Baudelaire en sus Diarios íntimos, la
subversión sabe que “solo hay tres seres dignos de respeto: el
sacerdote, el guerrero y el poeta. Conocer, matar y crear. El resto
de la humanidad puede ser gravado y explotado, pues nació para el
establo, esto es, para practicar lo que llaman profesiones”.»
Antonio
Escohotado.
Los
enemigos del comercio II.
SLU
Espasa Libros.