«El reproche de
morbosa desesperación que tan a menudo nos dirigen me parece provocado por la
confusión de dos planos paralelos de nuestra mente, que deberían seguir
separados: el plano de la contemplación aislada, bajo el signo del infinito, y
el plano de la acción en nombre de ciertos imperativos éticos. Tenemos que
aceptar la perpetua contradicción entre ellos. Si admitimos que el derrotismo y
la desesperación, aun cuando están lógicamente justificados, son moralmente
repudiables, y que la resistencia activa ante el mal es una necesidad moral,
aun cuando parece lógicamente absurda, quizá encontremos un nuevo punto de
vista para encarar una dialéctica humanista…»
Arthur
Koestler.