EN LA FÁBRICA OCTUBRE ROJO
«Cuando las cosas se calmaban en tu sector, podía parecer que el enemigo se había retirado de todos los frentes. Pero la realidad era que Stalingrado era bombardeada de forma constante, día sí, día no. A un ataque seguía un contraataque; explosiones aisladas crecían hasta convertirse en incendios generalizados: en las proximidades de la fábrica Octubre Rojo, alrededor de la Barricadi, en el centro de la ciudad. Con todo, acostumbrados como estábamos al constante estrépito del combate, no prestábamos atención más que a las escaramuzas que tenían lugar en puntos cercanos, en las laderas de la colina Mamáiev, o las que se producían entre nuestros vecinos a derecha e izquierda.»
Vasili Záitsev.
Memorias de un francotirador en Stalingrado.
Editorial Crítica.