UN TANTITO ENCALABRIADOS
«Tienen buena estatura, pocas barbas y pelos, fuera de la cabeza
y cejas, en especial las mujeres. Dicen que se los quitan y matan con cierta
yerba y polvos de unas como hormigas; andan desnudos en general, principalmente
las cabezas. Traen metido lo suyo en un caracol, caña o cañuto de oro, y los
compañeros de fuera. Los señores y principales visten mantas de algodón, a fuer
de gitanas, blancas y de color. Las mujeres se cubren de la cinta a la rodilla,
y sí son nobles, hasta el pie. Y estas tales traen por las tetas unas barras de
oro, que pesan algunas doscientos pesos, y que están primamente labradas de
flores, peces, pájaras y otras cosas relevadas. Traen ellas, y aun ellos,
zarcillos en las orejas, anillas en las narices y bezotes en los bezos. Casan
los señores con cuantas quieren; los otros, con una o con dos, y aquélla no hermana,
ni madre, ni hija. No las quieren extranjeras ni desiguales. Dejan, truecan y
aun venden sus mujeres, especial si no paren; empero es el divorcio y
apartamiento estando ella con su camisa, por la sospecha del preñado. Son ellos
celosos, y ellas buenas de su cuerpo, según dicen algunos. Tienen mancebías
públicas de mujeres, y aun de hombres en muchos cabos, que visten y sirven como
hembras sin les ser afrenta, antes se excusan por ello, queriendo, de ir a la
guerra. Las mozas que yerran echan la criatura, con yerbas que para ello comen,
sin castigo ni vergüenza. Múdanse como alárabes, y ésta debe de ser la causa de
haber chicos pueblos. Andan los señores en mantas a hombros de sus esclavos,
como en andas; son muy acatados; ultrajan mucho los vasallos; hacen guerra
justa e injustamente sobre acrecentar su señorío. Consultan las guerras los
señores y sacerdotes sobre bien borrachos o encalabriados con humo de cierta
yerba. Van muchas veces con los maridos a pelear las mujeres, que también saben
tirar de un arco, aunque más deben ir para ser vicio y deleite.»
Francisco
López de Gomara.
Historia
de la conquista de México.