CAMARADAS
“Los protagonistas de la
Asamblea replegaron sus fuerzas; habían sido puestos sobre aviso. Sólo que en
su esfuerzo por contrarrestar la amenaza bolchevique contaban con una seria, si
no fatal, desventaja. A sus ojos, los bolcheviques habían subvertido la
democracia y perdido el derecho a gobernar, pero su destitución debía lograrse
por las presiones de la opinión pública, nunca por la fuerza, porque el único
beneficiario de un conflicto de aniquilación mutua entre los partidos
socialistas sería la «contrarrevolución». En diciembre se supo en Petrogrado
que los generales estaban concentrando tropas en el Don; su objetivo no podía
ser otro que el de subvertir la revolución y arrestar, y quizá linchar, a todos
los socialistas. Esto era para ellos una alternativa peor que los bolcheviques,
que eran auténticos revolucionarios, si bien estaban equivocados;
reconocidamente impetuosos, demasiado ávidos de poder, demasiado brutales, pero
así y todo «camaradas», embarcados en un mismo objetivo compartido. Nadie podía
negar, por otra parte, su influencia en las masas. La izquierda democrática
estaba convencida entonces, y siguió estándolo en los siguientes años, de que
los bolcheviques comprenderían tarde o temprano que no podían gobernar Rusia
ellos solos. Una vez esto ocurriera y se invitara a los socialistas a compartir
el poder, Rusia habría de retomar su avance hacia la democracia. Esta
maduración política llevaría tiempo, pero estaba destina a ocurrir. Por esta
razón, la resistencia a los bolcheviques debía quedar limitada a la propaganda
y agitación pacífica. Solo unos pocos intelectuales de izquierdas,
principalmente de las generaciones mayores, se planteaban la posibilidad de que
los auténticos contrarrevolucionarios fuesen los propios bolcheviques. Los
líderes de los socialistas revolucionarios y mencheviques nunca dejaron de
percibir a los bolcheviques como camaradas de armas desviados del propósito, y
esperaban confiadamente el momento en el que recuperarán la cordura.”
Richard Pipes.
La revolución rusa.
Editorial Debate.