NUESTROS QUERIDOS CÍNICOS
«Se llevaba a cabo una labor de catequización por el Partido Comunista, abusando de las simpatías hacia Rusia por su ayuda. No sé si esta labor, en la forma que se hacía, estaba autorizada y dirigida por la Tercera Internacional o era espontánea. Lo cierto es que se hacía por procedimientos inaceptables. En el llamado 5.° Regimiento y en los frentes, los ascensos de clases se otorgaban a los comunistas en perjuicio de los que no lo eran; en los hospitales se cuidaba mejor a los comunistas que a los otros; y los nombramientos de Comisarios, sin mi firma, también se habían concedido a los comunistas; a los jefes del ejército se les halagaba para su ingreso en tal Partido; la prensa comunista ensalzaba los hechos de guerra de los comunistas y silenciaba los realizados por otros; en las operaciones se destinaba a los lugares de mayor peligro y en los que se podía obtener menos éxito a los no comunistas. Así, muchos se incorporaban a aquel Partido en desacuerdo con sus sentimientos y sin conocer lo que era. Al que no se sometía se le perseguía hasta inutilizarlo. Todo se toleraba por temor a perder la simpatía de Rusia.»