En el blocao reina el mayor desorden. Dos cadáveres, de un
sargento y un soldado, yacen apuñalados entre los sacos; un reloj colgado en la
pared marca la hora; municiones, libros, panecillos, víveres, una botella de
coñac; todo está revuelto en el reducido espacio entre los sacos; una maleta
ostenta en un costado el nombre de un oficial. En la salida encontramos un
soldado muerto caído sobre las alambradas; más tarde, otros tres cadáveres
aparecen en dirección a la posición. El doloroso cuadro nos lo explica todo.
Francisco
Franco.