UNA VILLA DE QUINIENTOS VECINOS
Hay en esta gran ciudad muchas mezquitas o casas de sus ídolos,
de muy hermosos edificios, por las colaciones y barrios dellas, y en las
principales della hay personas religiosas de su seta, que residen continuamente
en ellas; para los cuales, demás de las casas donde tienen sus ídolos hay unos
buenos aposentos. Todos estos religiosos visten de negro y nunca cortan el
cabello, ni lo peinan desque entran en la religión hasta que salen, y todos los
hijos de las personas principales así señores como ciudadanos honrados, están
en aquellas religiones y hábito desde edad de siete u ocho años fasta que los
sacan para los casar, y esto más acaece en los primogénitos que han de heredar
las casas que en los otros. No tienen acceso a mujer ni entra ninguna en las
dichas casas de religión. Tienen abstinencia en no comer ciertos manjares, y
más en algunos tiempos del año que no en los otros; y entre estas mezquitas hay
una que es la principal, que no hay lengua humana que sepa explicar la grandeza
y particularidades della; porque es tan grande, que dentro del circuito della,
que es todo cercado de muro muy alto, se podía muy bien facer una villa de
quinientos vecinos. Tiene dentro deste circuito, toda a la redonda, muy
gentiles aposentos, en que hay muy grandes salas y corredores, donde se
aposentan los religiosos que allí están. Hay bien cuarenta torres muy altas y
bien obradas, que la mayor tiene cincuenta escalones para subir al cuerpo de la
torre; la más principal es más alta que la torre de la iglesia mayor de
Sevilla.
Hernán
Cortés.
Cartas
de relación.