«Al general Cicerón.
Llevas razón al conjeturar respecto a mí (pues me conoces bien) que nada hay más lejos de mí que la crueldad. Y de la misma manera que el hecho en sí me produce un gran placer, el que tú apruebes mi acción me inunda de alegría. Y no me afecta que se diga que aquellos a quienes he perdonado se marcharon para hacerme de nuevo la guerra; pues nada me agrada más que actuar de acuerdo conmigo mismo y que ellos lo hagan consigo.»
Julio César.