SKYSCRAPERS
"Ante estos gigantes rascacielos, uno no sabe si admirarlos o si
odiarlos. Sus perspectivas son feas, pero no deja de haber en ellos cierta
hermosura: la bárbara hermosura de su atrevimiento, de su novedad, de su fuerza
y de su grandeza. Y a la noche, cuando los detalles arquitectónicos desaparecen
de nuestra vista y los skyscrapers se
iluminan en toda su altura, entonces el espectáculo es real y positivamente
hermoso. Dijérase que el mundo entero estuviese de fiesta. En las fachadas
enormes resplandecen millares de alegres ventanas. Las perspectivas luminosas
se suceden y se superponen, y la ciudad parece infinita. Es una orgía de luz que
le embriaga a uno. Hay anuncios luminosos, que son enormes serpientes, aspas
girando sin cesar, bailarines escoceses que mueven brazos y piernas, gatos
atrapando ratones, salamandras, relojes que van marcando las horas y los
minutos… De vez en cuando, un tren aéreo pasa al ras de los terceros pisos,
rápido y deslumbrador como una exhalación. Y las luces verdes y rojas y blancas
y azules, las luces polícromas y fantásticas, se suceden constantemente unas a
otras, se apagan y se encienden, van y vienen y oscilan y danzan alrededor de
nosotros… Toda la noche dura esta fiesta; pero desgraciadamente, al amanecer,
los edificios se le aparecen nuevamente a uno en su verdadera fealdad, como si
fueran la armazón de enormes castillos pirotécnicos ya quemados…"
Julio
Camba.
Un año en el otro mundo.
Espasa-Calpe
Un año en el otro mundo.
Espasa-Calpe