Mi lista de blogs

viernes, 28 de junio de 2019

OBITER DICTUM





"Una cosa me humilla: la memoria es a menudo un rasgo distintivo de la necedad; es propia generalmente de los espíritus lerdos, a los que vuelve más pesados aún por el bagaje con que los sobrecarga. Y ello no obstante, ¿qué seriamos sin la memoria? Olvidaríamos nuestras amistades, nuestros amores, nuestros placeres, nuestras ocupaciones; el genio no podría reunir sus ideas; el corazón más afectuoso perdería su ternura si dejara de recordar; nuestra existencia se vería reducida a los momentos sucesivos de un presente que discurre sin cesar; no habría ya pasado. ¡Oh, miserables de nosotros! Tan vana es nuestra vida que no es más que un reflejo de nuestra memoria."


François-René de Chateaubriand

miércoles, 26 de junio de 2019

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE



EN LONDRES


            “Pasé la noche en el tren, camino de Londres, en un compartimiento para mí solo, un compartimiento con aire acondicionado, agua caliente, una cama como Dios manda y té por la mañana, cosas que, en general, no se encuentran en Norteamérica.
El aspecto exterior de Londres no me sorprendió. Mis amigos que habían presenciado los bombardeos de la batalla de Inglaterra me lo habían descrito repetidas veces, de modo que sabía muy bien lo que iba a encontrar: iglesias despanzurradas e hileras de casas semidestruidas, tremendas cicatrices que estaban siendo curadas. Pero interiormente, Londres, su ambiente y su ritmo de actividad, me asombraron. Los autobuses iban rápidamente durante el apagón reglamentario, ateniéndose al horario. El correo se distribuía tres o cuatro veces al día. Cogí un taxi para ir a Westminster, y en una hora reuní todos os documentos de tiempo de guerra necesarios para vivir en Inglaterra: cartilla de racionamiento, documento de identidad (más unos cuantos cupones extra por haber llegado en avión) y certificado de residencia. No había colas, no había que esperar, no había prisas. Estas cosas se resolvían normalmente, formaban parte de un sistema rutinario, continuo y preciso.
         Aquella noche se nos echó encima en el valle del Támesis la niebla más densa desde hacía muchos años. Yo había aceptado dos invitaciones, una a cenar, en Battersea, y otra para una reunión nocturna en Kensington, sin saber que la mayoría de los londinenses, ahora en invierno, no salía de noche, porque era casi imposible encontrar medios de transporte. Pero, en mi ignorancia, me lancé al exterior. Mi taxi llegó hasta el río, allí se le acabó la gasolina y tuve que subirme a un autobús que iba más o menos en la dirección de mi cita, hendiendo la oscuridad impenetrable. Del autobús pasé a un tranvía, que descarriló en una esquina; los viajeros salieron todos a una y volvieron a encarrilarlo.
         Durante la cena –vino, pescado y fruta--, la conversación, muy interesante, no versó sobre la guerra. El doctor Temple, arzobispo de Canterbury, había pronunciado otro discurso insistiendo en que la Iglesia debería intervenir en los asuntos del Gobierno, que los Bancos deberían ser nacionalizados y que después de la guerra habría que proceder a una más justa distribución de la riqueza y de la tierra. Más parecía una nueva edición del Manifiesto Comunista que el discurso de un primado de la Iglesia de Inglaterra, pero, era una realidad. Y había más aún: en el informe de Sir William Beveridge presentado al Parlamento, se exponía un plan que, de ser aprobado, garantizaría que en adelante nadie pasaría nunca hambre en Inglaterra, ni caería enfermo sin asistencia médica, ni se vería privado de un entierro decente cuando muriera. Más parecía una profecía fantástica que un documento del partido conservador.
         Todo el mundo, en tabernas y fábricas, estaba discutiendo estas cosas. Produciendo municiones, entrenándose en los campamentos, o volando de noche en misiones de la RAF, todos pensaban en ello. El programa más popular de la radio era uno en que había que adivinar nombres de gente y lugares; parecía un milagro, porque todos se sabían de memoria los nombres de los más insignificantes campos de batalla del desierto.
         Tuve la suerte de conseguir un taxi que me llevara a través de la niebla, e invitamos al taxista a subir antes a tomar una copa junto al fuego. Era un cockney de unos sesenta años, bajito y arrugado, con la bufanda al cuello y la gorra puesta. Había peleado en Palestina y Mesopotamia en la guerra anterior, y en seguida se puso a describirnos de nuevo las batallas, en el suelo, con botellas de cerveza vacías, comparando esas campañas con las actuales, y la estrategia de Allenby con la de Alejandro de Macedonia.
         No había niebla que pudiera con este veterano, que tenía un hijo en el Ejército y dos hijas trabajando en fábricas de municiones. De camino para Kensington tuve que ir yo delante de él, con mi linterna encendida, para cruzar los trechos más densos, o subido a su lado, mientra él, conduciendo, exponía sus teoría sobre las ventajas de hacer la guerra con largas líneas de comunicaciones.”



Alan Moorehead. 

Trilogía africana. 

Inédita Editores.

martes, 25 de junio de 2019

OBITUR DICTUM






«No haber querido o no haber sabido elegir constituyó un grave error, como lo fué ofrecer a determinadas clases sociales más de lo que en la hora del triunfo podía darse. De haber procedido con mayor cautela, la República hubiera llegado igualmente, ya que el espíritu público, desde algún tiempo, venía desviándose de la Monarquía; sin embargo, hubiera llegado sin un lastre enojoso, que ha sido foco de dificultades para el nuevo régimen e incluso, en algunos momentos lo ha puesto en peligro.»

Emilio Mola.

lunes, 24 de junio de 2019

OBITER DICTUM







«En Europa Occidental el antisemitismo no tiene la misma violencia. El clima moral, el medio histórico, son diversos. El problema judío reviste formas menos agudas. El antisemitismo, además, es menos potente y extenso. En Francia se encuentra casi localizado en el reducido aunque vocinglero sector de la extrema derecha. Su hogar es L'Action Française. Su sumo pontífice, Charles Maurras. En Alemania, donde la revolución suscitó una acre fermentación antijudía, el antisemitismo no domina sino en dos partidos: el Deutsche national y el fascista. El racismo que tiene en Luddendorf su más alto condottiere mira en el socialismo una diabólica elaboración del judaísmo. Pero en la misma derecha un vasto sector no toma en serio estas supersticiones. En el Volks Partei milita casi toda la plutocracia, industrial y financiera, israelita.»


José Carlos Mariategui

viernes, 21 de junio de 2019

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA





                ROBIN SON


I am the hunted King
     Of the frost and big icicles
             An the bogey cold
             With its wind boots.

I am the uncrowned
     Of the rainworld
             Hunted by lightning and thunder
             And rivers.

I am the lost child
     Of the wind
             Who goes through me looking for
                    something else
             Who can´t recognize me though I cry.

I am the maker
     Of the world
             That rolls to crush
             And silence my knowledge.


                       Ted Hugues

lunes, 17 de junio de 2019

ALLÁ EN LAS INDIAS





TIERRA DE LAJA


"Yucatán es una tierra la de menos tierra que yo he visto, porque toda ella es una viva laja, y tiene a maravilla poca tierra, tanto que habrá pocas partes donde se pueda cavar un estado sin dar en grandes bancos de lajas muy grandes. La piedra no es muy buena para labores delicadas, porque es dura y tosca; empero, tal cual es, ha sido para que de ella hayan hecho la muchedumbre de edificios que en aquella tierra hay; es muy buena para cal, de que hay mucha, y es cosa maravillosa que sea tanta la fertilidad de esta tierra sobre las piedras y entre ellas. Todo lo que en ella hay y se da, se da mejor y más abundantemente entre las piedras que en la tierra, porque sobre la tierra que acierta a haber en algunas partes ni se dan árboles ni los hay, ni los indios en ella siembran sus simientes, ni hay sino yerbas; y entre las piedras y sobre ellas siembran y se dan todas sus semillas y se crían todos los árboles, y algunos tan grandes y hermosos que maravilla son de ver; la causa de esto creo que es haber más humedad y conservarse más en las piedras que en la tierra. En esta tierra no se ha hallado hasta ahora ningún género de metal que ella de suyo tenga, y espanta (que) no habiendo con qué, se hayan labrado tantos edificios porque no dan los indios razón de las herramientas con que se labraron; pero ya que les faltaron metales, proveyólos Dios de una sierra de (puro) pedernal contigua a la sierra que según dije en el primer capítulo, atraviesa la tierra, y de la cual sacaron piedras de que hacían los hierros de las lanzas para la guerra y los navajones para los sacrificios (de los cuales tenían buen recaudo los sacerdotes); hacían los hierros para las saetas y aun los hacen, y así les servía el pedernal de metal. Tenían cierto azófar blanco con alguna poca mezcla de oro, de que hacían las hachuelas de fundición y unos cascabelazos con que bailaban, y una cierta manera de escoplillos con que hacían los ídolos y agujeraban las cerbatanas…"


Diego de Landa. 
Relación de cosas del Yucatán.

ARPILLERA Y POLVO

FREDERICK LEIGHTON








 

viernes, 14 de junio de 2019

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA





ADOLESCENCIA


Vinieras y te fueras dulcemente,
de otro camino
a otro camino. Verte,
y ya otra vez no verte.
Pasar por un puente a otro puente.
--El pie breve,
la luz vencida alegre--.

Muchacho que sería yo mirando
aguas abajo la corriente,
y en el espejo tu pasaje
fluir, desvanecerse.


Vicente Aleixandre

lunes, 10 de junio de 2019

OBITER DICTUM






"Suelen comentarse las de cosas de los Estados Unidos o con una hostilidad escandalosa y casi siempre mendaz, o, si el comentador no es comunista, compañero de viaje o «tonto útil», con una redomada hipocresía que se complace en paños calientes; y así se ha solido disimular, cuando no olvidar, aquel episodio. Pero el caso está claro. Ni aun la posible (pero no segura) reacción contraria de la opinión nacional debió haber impedido a Stimson acudir en persona donde los intereses de su país y los del mundo reclamaban su presencia."


Salvador de Madariaga.

sábado, 8 de junio de 2019

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA







Bande-moi les yeux
J’aime la nuit
Mon cœur est noir

Pousse-moi dans la nuit
Tout est faux
Je souffre

Le monde sent la mort
Les oiseaux volent les yeux crevés
Tu es sombre comme un ciel noir.

Georges Bataille.

jueves, 6 de junio de 2019

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE





LOS JÚPITER Y LA PERRERÍA


       "Antes de partirnos, leí en la huerta un número de «Current Literature», correspondiente al mes de junio, de ese magazine neoyorquino. Es increíble la suma de insultos graves que en artículo especial le endereza al General Díaz. El magazine nos lo remitió, con una nota, nuestra embajada en los Estados Unidos.
       Náuseas me provocó el tal artículo; y más que el artículo, la frecuencia de los virulentos ataques que de algún tiempo acá la prensa yanqui viene lanzando a nuestro Presidente. Síntoma inequívoco, antójaseme, de que los Júpiter, —no hay manera de pluralizar este nombre— de la Casa Blanca ya no quieren verlo en el solio que por tantos lustros ha sabido honrar, después que esa misma prensa, tan indecente, venal e interesable como sus congéneres del resto del mundo, lo ha elogiado hasta la bajeza y el ditirambo. La maniobra ha de traer gato encerrado, y en romance significa que preparan en la sombra alguna perrería mayúscula, aunque ostensiblemente pretendan con su fariseísmo sistemático, resultar ajenos a lo que nos ocurra por culpa exclusiva de ellos. Indignado todavía, y no porque yo juzgue a Porfirio Díaz un excepcional e inmaculado ¡quiá! Ningún ser humano lo fue nunca, y menos en las vertiginosas alturas del poder casi absoluto; pero ¡hombre! es mucho cuento que ahora que les estorba para la realización de Dios sabrá qué maquiavélicos planes, le regateen merecimientos y virtudes que en medio a sus errores y defectos de humano y de gobernante, es inconcuso que posee a porrillo. ¿Por qué no, mejor, se quitan la máscara de amigos y panegiristas con que lo han aturrullado oficial y privadamente?"


Federico Gamboa. 
Mi diario. 

lunes, 3 de junio de 2019

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






            GRITO

Quiero cantar sin pausa
líricamente al desaire,
como quiera hacer mi flauta
al entrar y salir del aire.

Quiero reírme sin sordina,
ampliamente, al sol del estío,
con esta risa divina
de este corazón tan mío.

Quiero bañar el alma en gozo
salvajemente, y saltar,
hasta tirar la angustia al pozo
y el prejuicio echarlo al mar.

Y, entonces, ir por los caminos
con la alegría en la mirada,
la voz llena de blancos trinos
y la sonrisa beatificada,
a decir que la vida es esto:
y el resto,
nada.


                               Rogelio Buendía

sábado, 1 de junio de 2019

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE



SKYSCRAPERS


"Ante estos gigantes rascacielos, uno no sabe si admirarlos o si odiarlos. Sus perspectivas son feas, pero no deja de haber en ellos cierta hermosura: la bárbara hermosura de su atrevimiento, de su novedad, de su fuerza y de su grandeza. Y a la noche, cuando los detalles arquitectónicos desaparecen de nuestra vista y los skyscrapers se iluminan en toda su altura, entonces el espectáculo es real y positivamente hermoso. Dijérase que el mundo entero estuviese de fiesta. En las fachadas enormes resplandecen millares de alegres ventanas. Las perspectivas luminosas se suceden y se superponen, y la ciudad parece infinita. Es una orgía de luz que le embriaga a uno. Hay anuncios luminosos, que son enormes serpientes, aspas girando sin cesar, bailarines escoceses que mueven brazos y piernas, gatos atrapando ratones, salamandras, relojes que van marcando las horas y los minutos… De vez en cuando, un tren aéreo pasa al ras de los terceros pisos, rápido y deslumbrador como una exhalación. Y las luces verdes y rojas y blancas y azules, las luces polícromas y fantásticas, se suceden constantemente unas a otras, se apagan y se encienden, van y vienen y oscilan y danzan alrededor de nosotros… Toda la noche dura esta fiesta; pero desgraciadamente, al amanecer, los edificios se le aparecen nuevamente a uno en su verdadera fealdad, como si fueran la armazón de enormes castillos pirotécnicos ya quemados…"


Julio Camba. 
Un año en el otro mundo. 
Espasa-Calpe