«Una breve distinción a hacer entre El acorazado Potemkin y La línea general: la primera película
contiene el momento criticista del proceso de la producción; la segunda
contiene, sobre todo, el momento constructivo de este proceso. La primera es
más psicológica; la segunda es más sociológica. Aquélla es más dolorosa y
episódica; ésta es más indolora y permanente. Aquélla expone los hechos de la
historia como son; ésta los expone como deberían ser. Ambas, por eso, se
completan en la explicación cinemática del proceso social, como anverso y
reverso de una misma medalla.
—¡Qué lejos andamos aquí de Hollywood y
todo su dressing room de decadencia y pacotilla!»