EN LA CARRETERA DEL DELTA
“Poco después del amanecer salimos por
la carretera del Delta hacia El Cairo, con la esperanza de que fuera más
accesible que la del desierto. Aparte de un largo convoy de camiones militares,
la encontramos medio desierta. Al parecer, en medio de la confusión general
nadie se había acordado de la carretera del Delta. Ahora, sólo disponíamos de
un coche, y Buckley, Hill y yo íbamos subidos al techo, como extraños pájaros
posados en un tejado. Hacía fresco y soplaba una brisa matinal, y el largo
camino discurría por entre bosquecillos y campos llenos de colorido. Cruzábamos
muchos canales, donde las barcazas algodoneras flotaban aun pacíficamente.
Incluso en las lejanas aldeas, la gente había comprendido que nos encontrábamos
en una fase dramática de la guerra, porque los alemanes estaban radiando en
árabe que pensaban llegar a Alejandría al día siguiente, y habían tenido el mal
gusto de decir que «las damas de Alejandría deberían ponerse sus vestidos de
noche». A pesar de esto, la gente de los campos corría a la carretera a
vitorearnos al pasar, aunque me figuro que los aldeanos vitorean
automáticamente siempre que pasa por sus calles alguna procesión poco
corriente. Pero aquellos eran amigos, no cabía la menor duda: los niños nos
hacían el signo de la victoria, con el dedo gordo hacia arriba, y nosotros
también a ellos.”
Alan
Moorehead.
Trilogía africana.
Inédita Editores.
Trilogía africana.
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