«Pero existe un reducido número de hombres que,
aunque aparentemente sean tan bestias como el resto de los humanos,
interiormente son la realización de Dios, o mejor, los vicegerentes o
manifestadores suyos en el cosmos. Abenarabi llama a esta especie humana
selecta El Hombre Perfecto. Su
perfección se debe a una iluminación recibida de Dios, por medio del Intelecto Primero, del cual El Hombre
Perfecto es como la penumbra. Adán es el primer individuo de esa especie,
integrada luego por los profetas y místicos iluminados. Los textos alcoránicos,
coincidentes con los bíblicos, en que se describe la creación de Adán a imagen
de Dios y la formación de su cuerpo con las dos manos de Dios mismo, ofrecen a
Abenarabi recursos cómodos de exégesis alegórica para dar a su teoría color de
ortodoxia.»
Miguel Asín Palacios.