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domingo, 16 de julio de 2017

OBITER DICTUM






Fidel no quiso mencionar expresamente a Stalin, pero sugirió con toda claridad, quizás para amedrentarme, y para amedrentar, por mediación mía, a mis amigos cubanos, que la política cultural de la Revolución ingresaba en un período estalinista. Conocía las críticas que esto suscitaría en Europa, precisamente entre los intelectuales que antes habían apoyado con entusiasmo a Cuba, y declaraba de antemano que ellas no alterarían su línea en un ápice. Sabía, por lo demás, que esas críticas ya habían comenzado; ahora optaba por tomar la iniciativa y precipitar él la ruptura. El gran pretexto, como siempre, era la necesidad de sentar las bases de una cultura proletaria.


Jorge Edwards