POR EL NILO EN DAHAVIE
Noviembre 28 de 1887.— Mas las bellezas que
nos ofrecían los inmediatos alrededores no habían de hacernos olvida el
objetivo principal de nuestro viaje y el plan de antemano trazado: lo primero
era nuestra excursión al Alto Egipto y la Nubia , después de la cual residiríamos de forma más
prolongada en El Cairo.
Hay dos maneras de hacer tal viaje por el
Nilo: con buque de vapor, o valiéndose de los de vela, llamados aquí dahavies.
Los que prefieren el vapor pueden escoger
entre el de la Compañía Cook ,
que lo tiene a disposición de los turistas que contratan con ella, y uno de los
paquebotes del gobierno, que sólo ofrecen acomodo muy rudimentario a los
pasajeros.
Los vapores de turistas de la citada compañía
son grandes hoteles flotantes que pueden albergar en sus camarotes hasta
sesenta pasajeros; en la temporada de los viajes emprenden uno cada catorce días
y emplean tres semanas en la ida hasta Assuán, primera catarata, y regreso, y
cuatro llegando hasta Wadi Halfa, segunda catarata. Aunque ricamente alhajados y
con esmerado servicio, no ofrecen estos barcos los verdaderos placeres del viaje
a sus huéspedes, pues que en ellos no es completa la libertad individual; el
viajero ha de contemplar, admirar y entusiasmarse al compás de la batuta del guía
a cuyo cargo está la comitiva. Sin embargo, el que tiene su tiempo limitado no
encontrará mejor medio para hacer el viaje del Nilo que estos vapores de Cook;
el que pueda y se proponga, empero, pasar todo el invierno en Egipto, ha de
preferir contratar una dahavies (o dahabeya) y visitar aquellas comarcas hasta la Nubia como se hacía en los
tiempos faraónicos. Como éste era nuestro plan, nos decidimos por la dahavie y
fuimos en busca de la que nos pareciese más conveniente.
Semejante tarea era harto pesada y embarazosa
en otro tiempo. Después de interminables negociaciones con el guía que se
presentaba como contratista de las dahavies, y fijadas ya, finalmente, las
condiciones principales, había que redactarse un contrato muy detallado y
firmarlo ante el respectivo cónsul, pues G. W. Curtis, hablando de los guías en
general, dice: ”Los hay de varias clases: el maltés o pillo listo, el griego o
pillo astuto, el sirio o pillo activo, y el egipcio o pillo tonto”.
C. von Gonzenbach. Viaje
por el Nilo. Ediciones Abraxas.