RUEDA DE FORTUNA
“Por los varios sucesos del mundo, y por llamarse rueda de
fortuna los casos que en él pasan, unos dignos de fama y otros de ejemplo, unos
para imitarse y otros para huirse, tomaré ocasión de contar algunos, aunque no
hagan a la historia, como es el que se sigue. En la ciudad de Sevilla vivió una
señora, casada con un hombre noble; sus nombres callo aunque el caso fue bien
manifiesto; ésta enviudó, y su marido la dejó usufrutuaria de la hacienda, por
no tener hijos; un cuñado suyo la infamó de mala con un hombre de menor calidad
que la suya; fue reprehendida de sus parientes y muy afligida de razones, así
de los de la parte de su marido como de los de la suya; apretada juró de vengarse,
y así lo hizo, amaneciendo una mañana enclavadas en las puertas de su casa la
lengua, narices, orejas y manos, y un letrero que decía cómo ella lo había
hecho. Acudió la justicia a hacer sus ordinarias y debidas diligencias, y nunca
pudo ser hallada. El segundo día después de llegados a Malta púseme a ver jugar
a los dados, como es uso de soldados, y vi jugar un mozuelo como capón, y
reparando en él parecióme haber visto aquel rostro en otra parte; como vio que
lo miraba, me apartó y me dijo si lo conocía; y diciéndole que sí, aunque sólo
de vista, se descubrió y me contó todo lo referido, y que ella y un negro a
quien dio libertad y dejó en Lisboa lo habían hecho. Yo me espanté de ver caso
tan extraño, y la rueda tan varia que el mundo tiene, pues una mujer tierna, delicada
y que de sí son delicadas todas ellas, hubiese venido a tan lejas tierras y se
hubiese transformado en soldado. Y de camino puede temer el disfamador de
honras y mordaz la pena que la majestad de Dios en esta vida o en la otra tiene
guardada para semejante culpa.”
Pedro Ordóñez de
Ceballos.
Viaje del Mundo.
Viaje del Mundo.