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domingo, 18 de junio de 2017

OBITER DICTUM






Popper: Aquí sí nos enfrentamos a una discrepancia seria. Si cuando hablas de identidad quieres decir que el cuerpo y el alma son en cierto modo inseparables, estoy de acuerdo contigo. Pero en la actualidad existe una filosofía de la identidad que es inequívocamente materialista. La actual filosofía de la identidad dice en una palabra que no existe en absoluto la vida espiritual.

Lorenz: Eso es una tontería.

Popper: Precisamente. Pues bien, en ese sentido me gustaría precisar una vez más que la filosofía de la identidad es monista. Yo, por mi parte, soy trialista. No dualista, sino trialista. No sólo afirmo que existen un cuerpo y un alma en el sentido, por ejemplo, de que, si bien ahora estamos despiertos y bien despiertos, en otros momentos también estamos dormidos y entonces nuestra alma desempeña un papel totalmente distinto de cuando estamos en estado de vigilia; sino que también digo que nuestra lengua, nuestra escritura, suponen un tercer elemento, a saber, los productos de nuestra actividad intelectual. Estos productos de nuestra actividad intelectual ejercen un feed-back, suponen una retroalimentación tan fuerte sobre nuestro espíritu, que es justo ahí donde podemos encontrar la diferencia fundamental entre el alma humana y el alma animal. La mente humana depende al menos en un 95 por ciento de sus propios productos. Retiro lo del 95 por ciento, pues es incalculable en qué medida dependemos de nuestros productos, por ejemplo, de nuestro lenguaje, sobre todo de nuestro lenguaje; y lo mismo cabría decir de la escritura, de la letra impresa, de lo que leemos…

Lorenz: El intelecto humano es un fenómeno colectivo; no puede entenderse individualmente.

Karl Popper

Konrad Lorenz