“Lamento tener que decirle que los
libros en la actualidad son considerados una especie en extinción. Por libros
también quiero decir las condiciones de la lectura que posibilitan la
literatura y sus efectos en el espíritu. Pronto, nos dicen, tendremos en
“pantallas-libros” cualquier “texto” a nuestra disposición, y se podrá cambiar
su apariencia, formularle preguntas, “interactuar” con él. Cuando los libros se
conviertan en “textos” con los que “interactuamos” siguiendo criterios
utilitarios, la palabra escrita se habrá convertido simplemente en otro aspecto
de nuestra realidad televisada regida por la publicidad. Éste es el glorioso
futuro que se está creando, y que nos prometen, como algo más “democrático”.
Por supuesto, ello implica nada menos que la muerte de la introspección… y del
libro. Esta vez no habrá necesidad de una gran conflagración.
Los
bárbaros no tienen que quemar los libros. El tigre está en la biblioteca.
Querido Borges, créame que no me satisface quejarme. Pero ¿a quién podrían
estar mejor dirigidas estas quejas sobre el destino de los libros –de la
lectura misma– que a usted?
Todo
lo que quiero decir es que lo echamos de menos. Yo lo echo de menos. Su
influencia decisiva continúa. La época en que ahora estamos entrando, este
siglo XXI, pondrá a prueba al espíritu de maneras nuevas. Pero, se lo aseguro,
algunos no vamos a abandonar la Gran Biblioteca.
Y
usted seguirá siendo nuestro patrono y nuestro héroe.”
Susan Sontang.