Ginebra, 6 de mayo de 1986
Queridos amigos de la agencia
E.F.E:
Les
envío estas líneas para que las publiquen donde quieran. Lo hago para terminar
de una vez por todas con el asedio de los periodistas y con las llamadas y las
preguntas de las que estoy cansado.
Soy un hombre libre.
He resuelto quedarme en Ginebra, porque Ginebra corresponde a los años más
felices de mi vida. Mi Buenos Aires sigue siendo el de las guitarras, el de las
milongas, el de los aljibes, el de los patios. Nada de eso existe ahora. Es una
gran ciudad como tantas otras. En Ginebra me siento misteriosamente feliz. Eso
nada tiene que ver con el culto de mis mayores y con el esencial amor a la
patria. Me parece extraño que alguien no comprenda y respete esta decisión de
un hombre que ha tomado, como cierto personaje de Wells, la determinación de
ser, un hombre invisible,
Con todo aprecio se
despide de ustedes
Jorge Luis Borges