UN ZIPIZAPE
«Que los indios eran muy disolutos en beber y emborracharse, de lo cual les
seguían muchos males como matarse unos a otros, violar las camas pensando las
pobres mujeres recibir a sus maridos, también con padres y madres como en casa
de sus enemigos y pegar fuego a sus casas: y que con todo eso se perdían por
emborracharse. Y cuando la borrachera era general y de sacrificios, contribuían
todos para ello, porque cuando era particular hacía el gasto el que la hacía
con ayuda de sus parientes. Y que hacen el vino de miel y agua y cierta raíz de
un árbol que para esto criaban, con lo cual se hacía el vino fuerte y muy
hediondo; y que con bailes y regocijos comían sentados de dos en dos o de
cuatro en cuatro, y que después de comido, los escanciadores, que no se solían
emborrachar, traían unos grandes artesones de beber hasta que se vacía un
zipizape; y las mujeres tenían mucha cuenta de volver borrachos a casa sus
maridos.
Que
muchas veces gastan en un banquete lo que en muchos días, mercadeando y trampeando,
ganaban; que tienen dos maneras de hacer estas fiestas. La primera que es de
los señores y gente principal, obliga a cada uno de los convidados a que hagan
otro tal convite y que den a cada uno de los convidados una ave asada, pan y
bebida de cacao en abundancia y al fin del convite suelen dar a cada uno una
manta para cubrirse y un banquillo y el vaso más galano que pueden, y si muere
alguno de ellos es obligada la casa o sus parientes a pagar el convite. La otra
manera es entre parentelas cuando casan a sus hijos o hacen memoria de las cosas
de sus antepasados; y ésta no obliga a restitución, salvo que si cuando han
convidado a un indio a una fiesta así, él convida a todos cuando hace fiesta o
casa a sus hijos. Y sienten mucho la amistad y la conservan (aunque estén)
lejos unos de otros, con estos convites; y que en estas fiestas les daban de
beber mujeres hermosas las cuales, después de dado el vaso, volvían las
espaldas al que lo tomaba hasta vaciado el vaso.
Que
los indios tienen recreaciones muy donosas y principalmente farsantes que
representan con mucho donaire; tanto, que de estos alquilan los españoles para
que viendo los chistes de los españoles que pasan con sus mozas, maridos o
ellos propios, sobre el buen o mal servir, lo representan después con tanto
artificio como curiosidad. Tienen atabales pequeños que tañen con la mano, y
otro atabal de palo hueco, de sonido pesado y triste, que tañen con un palo
larguillo con leche de un árbol puesta al cabo; y tienen trompetas largas y
delgadas, de palos huecos, y al cabo unas largas y tuertas calabazas; y tienen
otro instrumento (que hacen) de la tortuga entera con sus conchas, y sacada la
carne táñenlo con la palma de la mano y es su sonido lúgubre y triste.»
Diego de
Landa.
Relación de cosas del Yucatán.
Relación de cosas del Yucatán.