“Eran, sobre
todo, las noches de los sábados cuando las familias surgían al relajo absoluto,
cuando más feliz me hacía aquella panorámica de playas lejanas sobre las que
inventaba historias mientras el silencio más absoluto recorría los adoquines
adyacentes al gran tinglado del Mercado Central y sólo el chillido de las
ratas, huyendo por las alcantarillas perseguidas por gatos locos, estremecían
el aire quieto de esas noches recién inauguradas.”
José Antonio Labordeta.