Como me es imposible
prever el momento de mi fin, y a mis años los días concedidos a un hombre no
son sino días de gracia, o más bien de rigor, voy a explicarme. El próximo 4 de
septiembre, cumpliré setenta y ocho años: es hora ya de que abandone un mundo
que me abandona a mí y que no echo de menos.
François-René de Chateaubriand