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lunes, 19 de noviembre de 2012

OBITER DICTUM





“La alta política de los estados europeos es incomprensible para las inteligencias vulgares. Un día cualquiera, cuando creemos que no hay mayores motivos para una conflagración internacional que en la víspera de ese día y que en todos los días del año, resulta que sin saber cómo ni cuándo, ni porqué la situación es gravísima; que el conflicto de los Dardanelos se ha complicado; que la supremacía sobre el mar Báltico ha de dirimirse; que Alemania no ve con buenos ojos --los ojos del káiser-- el flirt de Inglaterra con Rusia y con Francia; que Austria e Italia se despegan de la triple alianza; que en vista de la pequeñez de los mares, hay nación que desea arrendar el Mediterráneo o el Atlántico o el Pacífico, para uso particular de sus barcos, como si se tratara del estanque del Retiro; problemas terribles todos ellos que, no preocupando ni poco ni mucho a nadie en particular, en cuanto ciudadano inglés, alemán, francés, etc., tienen la virtud de preocupar a Inglaterra, Alemania, Francia, etc., en cuanto naciones y estados. Váyase por los muchos problemas que preocupan cada día a los ciudadanos de esos estados, sin que el Estado se preocupe de ellos para nada.
De un lado va la historia grande, la que se escribe a cañonazos. De otro la historia chica, la que no se escribe nunca, pero vive siempre. El divorcio entre una y otra es mayor cada día; de tal modo, que bien puede arriesgarse la siguiente definición. ¿Qué se entiende por grandes cuestiones de política internacional?
--Las que no le importan a nadie en el mundo.”


Jacinto Benavente.