BAJO UNA SOLA LÁMPARA
Casi todas la noches
reconstruyo una ciudad
desde ruinas de mentiras.
En silencio, bajo una sola lámpara,
invento calles desnudas
por las que el viento arremolina
las sonrisas cansadas
y las pega en las paredes
como antiguas estampas.
Pausadamente,
les quito los sonidos.
Queda, tal vez, la campana de una iglesia
y una canción de niños leve y cruel,
interrumpiendo el sueño helado
de los parques.
Hasta que salga el sol
y cambie mis cristales.
Hasta que amanezca el desdén
en los ojos de los otros
y arrincone mi poema, aterido y solo,
en un desván de espera hacia la noche.
Pausadamente, bajo una sola lámpara.
Hambrienta de absoluto.
Paulina Vinderman