SOBRE LOS HELVECIOS
LIBRO I
“II. Entre los helvecios fue sin disputa
el más noble y el más rico Orgetórige. Éste, siendo cónsules Marco Mésala y
Marco Pisón, llevado de la ambición de reinar, ganó a la nobleza y persuadió al
pueblo «a salir de su patria con todo lo que tenían; diciendo que les era muy
fácil, por la ventaja que hacían a todos en fuerzas, señorearse de toda la Galia». Poco le costó
persuadírselo, porque los helvecios, por su situación, están cerrados por todas
partes; de una por el Rin, río muy ancho y muy profundo, que divide el país
Helvético de la Germania;
de otra por el altísimo monte Jura, que lo separa de los secuanos; de la
tercera por el lago Lemán y el Ródano, que parte términos entre nuestra
provincia y los helvecios. Por cuya causa tenían menos libertad de hacer
correrías, y menos comodidad para mover guerra contra sus vecinos; cosa de gran
pena para gente tan belicosa. Demás que para tanto número de habitantes, para
la reputación de sus hazañas militares y valor, les parecía término estrecho el
de doscientas cuarenta millas de largo, con ciento ochenta de ancho.
III. En fuerza de estos motivos y del
crédito de Orgetórige, se concertaron de apercibir todo lo necesario para la
expedición, comprando acémilas y carros cuantos se hallasen, haciendo
sementeras copiosísimas a trueque de estar bien provistos de trigo en el viaje,
asentando paz y alianza con los pueblos comarcanos. A fin de efectuarlo,
pareciéndoles que para todo esto bastaría el espacio de dos años, fijaron el tercero
con decreto en fuerza de ley por plazo de su partida. Para el manejo de todo
este negocio eligen a Orgetórige, quien tomó a su cuenta los tratados con las
otras naciones; y de camino persuade a Castice, secuano, hijo de Catamantáledes
(rey que había sido muchos años de los secuanos, y honrado por el Senado y
Pueblo Romanos con el título de amigo) que ocupase el trono en que antes había
estado su padre: lo mismo persuade a Dumnórige eduo, hermano de Diviciaco (que
a la sazón era la primera persona de su patria, muy bienquisto del pueblo) y le
casa con una hija suya. «Representábales llana empresa, puesto que, habiendo él
de obtener el mando de los helvecios, y siendo éstos sin duda los más poderosos
de toda la Galia,
con sus fuerzas y ejército los aseguraría en la posesión de los reinos. »
Convencidos del discurso, se juramentan entre sí, esperando que, afianzada su
soberanía y unidas tres naciones poderosísimas y fortísimas, podrían apoderarse
de toda la Galia.
IV. Luego que los helvecios tuvieron por
algunos indicios noticia de la trama, obligaron a Orgetórige a que diese sus
descargos, aprisionado[1] según estilo. Una vez condenado, sin
remedio había de ser quemado vivo. Aplazado el día de la citación, Orgetórige
compareció en juicio, acompañado de toda su familia, que acudió de todas partes
a su llamamiento en número de diez mil personas, juntamente con todos sus
dependientes y adeudados, que no eran pocos, consiguiendo, con su intervención,
substraerse al proceso. Mientras el pueblo irritado de tal tropelía trataba de
mantener con las armas su derecho y los magistrados juntaban las milicias de
las aldeas, vino a morir Orgetórige, no sin sospecha en opinión de los
helvecios, de que se dio él a sí mismo la muerte.
V. No por eso dejaron ellos de llevar
adelante la resolución concertada de salir de su comarca. Cuando les pareció
estar ya todo a punto, ponen fuego a todas sus ciudades, que eran doce, y a cuatrocientas
aldeas con los demás caseríos; queman todo el grano, salvo el que podían llevar
consigo, para que perdida la esperanza de volver a su patria, estuviesen más
prontos a todos los trances. Mandan que cada cual se provea de harina para tres
meses. Inducen a sus rayanos los rauracos, tulingos, latobrigos a que sigan su
ejemplo y, quemando las poblaciones, se pongan en marcha con ellos, y a los
boyos, que, establecidos a la otra parte del Rin, y adelantándose hasta el país
de los noricos, tenían sitiada su capital, empeñándolos en la facción, los
reciben por compañeros.”
Julio César. La guerra de las Galias. Ediones Orbis.