LA DE BALDOMERO ERA MEJOR
Ya ha cesado de nevar. Ha cesado de nevar, pero como si ello
fuera señal enemiga, el frío es más intenso que nunca. El suelo es un pulido
cristal, que es preciso pisar firmemente para que no se nos vaya un pie. Los
soldados gallegos han aprendido a caminar por este terreno duro y peligroso, y
fácilmente van hacia sus lugares, sin que uno solo sufra el menor accidente.
Buena raza la nuestra. Si otra cualquiera tuviera que vivir en una estepa que
semeja un desierto –que como cosas de horror describen novelas hechas para
leídas al abrigo de mantas–, y por la fuerza del poder y la necesidad tuvieran
además que alimentarse varios días con ranchos fríos, creo yo que nadie ni nada
la movería de aquel sitio donde su pobre humanidad encontrara apoyo. Esta infantería
menuda, nerviosa, ágil y sonriente entra en el monte, y sólo pide que cuando la
ordenen detenerse haya por aquí unas ramitas con que calentarse. En éstas, la
carretera es pródiga. Los árboles, barridos por la metralla sólo esperan la
mano del hombre para ofrecer el tesoro de su leña. La nieve está salpicada de
despojos que todos utilizan con emoción contra el frío.
Luis de Armiñán.
Bajo el cielo de Levante.
Ediciones Españolas.