EN LENGUA MÁGICA
Fue a parar en el
destierro al castillo un lord, en Escocia. El castillo estaba siempre solo y
Garfias, andaluz inquieto, iba cada día a la taberna del condado y
silenciosamente, pues no hablaba el inglés, sino apenas un español gitano que
yo mismo no le entendía, bebía melancólicamente su solitaria cerveza. Este
parroquiano mudo llamó la atención del tabernero. Una noche, cuando ya todos
los bebedores se habían marchado, el tabernero le rogó que se quedara y
continuaron ellos bebiendo en silencio, junto al fuego de la chimenea que
chisporroteaba y hablaba por los dos. Se hizo un rito esta invitación. Cada
noche Garfias era acogido por el tabernero, solitario como él, sin mujer y sin
familia. Poco a poco sus lenguas se desataron. Garfias le contaba toda la
guerra de España, con interjecciones, cojuramentos, con imprecaciones muy
andaluzas. El tabernero lo escuchaba en religioso silencio, sin entender
naturalmente una sola palabra. A su vez, el escocés comenzó a contar sus
desventuras, probablemente la historia de su mujer que lo abandonó,
probablemente las hazañas de sus hijos cuyos retratos de uniforme militar
adornaban la chimenea. Digo probablemente porque, durante los largos meses que
duraron estas extrañas conversaciones, Garfias tampoco entendió una palabra.
Sin embargo, la amistad de los dos hombres solitarios que hablaban
apasionadamente cada uno de sus asuntos y en su idioma, inaccesible para el
otro, se fue acrecentando y el verse cada noche y hablarse hasta el amanecer se
convirtió en una necesidad para ambos. Cuando Garfias debió partir para México
se despidieron bebiendo y hablando, abrazándose y llorando. La emoción que los
unía tan profundamente era la separación de sus soledades.
—Pedro —le dije muchas
veces al poeta—, ¿qué crees tú que te contaba?
—Nunca entendí una
palabra, Pablo, pero cuando lo escuchaba tuve siempre la sensación, la certeza
de comprenderlo. Y cuando yo hablaba, estaba seguro de que él también me
comprendía a mí.
Pablo Neruda.
Confieso que he vivido.
Editorial Seix Barral.