El Danubio es un río
austríaco, y austríaca es la desconfianza en la historia, que resuelve las
contradicciones eliminándolas, en la síntesis que supera y anula los términos
en juego, en el futuro que se aproxima a la muerte. Es posible que actualmente
la vieja Austria se nos presente con frecuencia como una patria
contemporizadora porque era la patria de unos hombres que dudaban de que el
mundo pudiera tener futuro y no querían resolver las contradicciones del viejo
imperio sino retrasar su solución, en la medida en que se daban cuenta de que
cualquier solución significaría la destrucción de unos cuantos elementos
esenciales de la heterogeneidad del imperio y, por tanto, el final del imperio
mismo. Para alcanzar la cuenca del Breg hay que descender, aunque sea unos
pocos metros, la breve pendiente. Allí inicia el río su descenso. Al seguirlo,
es oportuno buscar también paradas, desviaciones, retrasos, ya que, como sabía
Rilke, no se trata de pensar en victorias sino que basta con sobrevivir.
Claudio
Magris.