DREIRA
Entre la soledad, el dulce olvido,
el desarraigo y el vino de agujas de oro
me quedo con aquellos que se eligen.
Aquí no se aloja duda alguna.
Es una mínima muestra de respeto.
No. No. A las voces de mis mayores.
Me insinuaron la sombra de un pequeño
dios alado que está en todas partes
menos en un lugar llamado Dreira.
Lo ignoro, ya no pueden hablarme.
Lo ignoro, pero intuyo que me ronda.
Nunca he deseado morir eternamente.
Martín Dreira.