LA DERROTA, EL DOLOR Y LA ESPERANZA
«Esta es
la memoria de las cosas que sucedieron y que hicieron. Ya todo pasó. Ellos
hablan con sus propias palabras y así acaso no todo se entienda en su
significado; pero, derechamente, tal como pasó todo, así está escrito. Ya será
otra vez muy bien explicado todo. Y tal vez no será malo. No es malo todo
cuanto está escrito. No mucho hay escrito a cuenta de sus traiciones y de sus
alianzas. Así el pueblo de los divinos Itzáes, así los de la gran Itzmal, los
de la gran Aké, los de la gran Uxmal, así los de la gran Ichcaansihó. Así los
nombrados Couoh también. Verdaderamente muchos eran sus “Verdaderos Hombres” .
No para vender traiciones gustaban de unirse unos con otros; pero no está a la
vista todo lo que hay dentro de esto, ni cuánto ha de ser explicado. Los que lo
saben vienen del gran linaje de nosotros, los hombres mayas. Esos sabrán el
significado de lo que hay aquí cuando lo lean. Y entonces lo verán y entonces lo
explicarán y entonces serán claros los oscuros signos del Katún. Porque ellos
son los sacerdotes. Los sacerdotes se acabaron, pero no se acabó su nombre,
antiguo como ellos. Solamente por el tiempo loco, por los locos sacerdotes, fue
que entró a nosotros la tristeza, que entró a nosotros el “Cristianismo” .
Porque los “muy cristianos” llegaron aquí con el verdadero Dios; pero ese fue
el principio de la miseria nuestra, el principio del tributo, el principio de
la “limosna” , la causa de que saliera la discordia oculta, el principio de las
peleas con armas de fuego, el principio de los atropellos, el principio de los
despojos de todo, el principio de la esclavitud por las deudas, el principio de
las deudas pegadas a las espaldas, el principio de la continua reyerta, el
principio del padecimiento. Fue el principio de la obra de los españoles y de
los “padres”, el principio de usarse los caciques, los maestros de escuela y
los fiscales. ¡Que porque eran niños pequeños los muchachos de los pueblos, y mientras,
se les martirizaba! ¡Infelices los pobrecitos! Los pobrecitos no protestaban
contra el que a su sabor los esclavizaba, el Anticristo sobre la tierra, tigre
de los pueblos, gato montés de los pueblos, chupador del pobre indio. Pero
llegará el día en que lleguen hasta Dios las lágrimas de sus ojos y baje la
justicia de Dios de un golpe sobre el mundo. ¡Verdaderamente es la voluntad de
Dios que regresen Ah-Kantenal e Ix-Pucyolá, para roerlos de la superficie de la
tierra!»
Juan José Hoil.
Chilam Balam de Chumayel.
Chilam Balam de Chumayel.