Ahí están los dos viejos amigos, ante mí, sin
tener nada que decirse, como tantas veces, bastándose con su amistad, con un
silencio zumbante de conversaciones remotas. He ahí una amistad cumplida. El
vivo es el que asiste al mutismo del otro. El muerto es sólo un amigo enfadado:
así he visto siempre a los muertos.
Francisco Umbral.