“Si, como
decimos, el hombre se encuentra abierto a desear tantos otros en sí mismo como
nombres tienen sus miembros fuera de él, si ha de reconocer tantos miembros
dislocados de su unidad, perdida sin haber sido nunca, como entes hay que son
la metáfora de esos miembros -se ve también que está resuelta la cuestión de
saber qué valor de conocimiento tienen los símbolos, puesto que son esos
miembros mismos los que le vuelven después de haber errado por el mundo bajo
una forma enajenada. Ese valor, considerable en cuanto a la praxis, es nulo en
cuanto a lo real.”
Jacques Lacan