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domingo, 15 de mayo de 2011

OBITER DICTUM





«Nuestro grupo anarquista se formó el año 1923 en circunstancias muy aciagas para nuestro movimiento, muy tristes para toda la clase trabajadora. Dueños casi de la ciudad eran las bandas de pistoleros del Sindicato Libre que patrocinaba la patronal. Las hordas policiacas coadyuvaban a la obra de destrucción de nuestras organizaciones y de nuestros hombres. Había caído el coloso del anarcosindicalismo: Salvador Seguí. Habían caído viejos militantes, primeros hombres de nuestro movimiento tan espléndido de hoy. Cuando comprendimos nosotros que probablemente pudiera llegar el momento de que fuésemos absolutamente vencidos, nos unimos en aquel momento, lo que no tengo vergüenza en decir, ¡LO QUE TENGO ORGULLO EN CONFESAR!… ¡LOS REYES DE LA PISTOLA OBRERA DE BARCELONA!. Vivíamos y actuábamos disgregados pero hicimos una selección: los mejores terroristas de la clase trabajadora, los que mejor podían, devolver golpe por golpe, y al llegar al fin la victoria al proletario nos separamos de los demás compañeros… nos unimos…  y formamos un grupo anarquista. Un grupo de acción ¡PARA LUCHAR! contra los pistoleros, contra la patronal y contra el gobierno. Conseguimos nuestro objetivo, ¡LES VENCIMOS!… nuestros golpes fueron ¡MÁS DUROS, MAS A LA CABEZA!, que los que ellos nos habían dado. Y el grupo se constituyó, y fue juramento de los que lo integraron de que desde aquel momento el grupo Los Solidarios que nos llamábamos continuaría la lucha ¡HASTA EL TRIUNFO TOTAL DE LA CLASE TRABAJADORA, HASTA EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN SOCIAL! y que solamente la muerte podría irnos apartando de los demás. Y nosotros, cuando después de la Republica, salimos de los presidios y nos unimos otra vez en España continuamos el grupo, y entonces nos llamamos el grupo ¡NOSOTROS, LOS QUE NO TENEMOS NOMBRE ,LOS QUE TENEMOS ORGULLO, LOS QUE SOMOS UNA MASA!, los que pagaremos uno a uno: Nosotros.

La muerte no es nada. Nuestras vidas individuales no es nada. Por eso somos Nosotros. Mientras quede uno Nosotros sigue. Nada más.»

1937


Juan García Oliver