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jueves, 10 de marzo de 2011

ALLÁ EN LAS INDIAS






EN COZUMEL


“Cuando tuvo noticia cierta el español questaba en poder de indios que habíamos vuelto a Cozumel con los navíos se alegró en gran manera y dio gracias a Dios, y mucha priesa en se venir y los dos indios que le llevaron a las cartas y rescate a se embarcar en una canoa; y como la pagó bien, en cuentas verdes del rescate que le enviamos, luego la halló alquilada con seis indios remeros con ella; y dan tal priesa en remar, que en espacio de poco tiempo pasaron el golfete que hay de una tierra a la otra, que serían cuatro leguas, sin tener contraste de la mar. Y llegados a la costa de Cozumel, ya que estaban desembarcando, dijeron a Cortés unos soldados que iban a cazar, porque había en aquella isla puercos de la tierra, que había venido una canoa grande allí, junto al pueblo, y que venía de la punta de Cotoche. Y mandó Cortés a Andrés de Tapia y a otros dos soldados que fuesen a ver qué cosa nueva era venir allí junto a nosotros indios sin temor ninguno, con canoas grandes. Y luego fueron y desque los indios que venían en la canoa que traía el Aguilar vieron los españoles, tuvieron temor y queríanse tornar a embarcar e hacer a lo largo con la canoa; y Aguilar les dijo en su lengua que no tuviesen miedo, que eran sus hermanos. Y el Andrés de Tapia, como los vio que eran indios, porque Aguilar ni más ni menos era que indio envió a decir que Cortés con un español que siete indios de Cozumel son los que allí llegaron en la canoa. Y después que hobieron saltado en tierra, el español, mal mascado y peor pronunciado, dijo: «Dios y Santamaría e Sevilla.» Y luego le fue a abrazar el Tapia; y otro soldado de los que habían ido con el Tapia a ver qué cosa era fue a mucha priesa a demandar albricias a Cortés cómo era español el que venía en la canoa, de que todos nos alegramos. Y luego se vino el Tapia con el español adonde estaba Cortés, y antes que llegasen ciertos soldados preguntaban al Tapia: «¿Qués del español?», e aunque iban junto con él, porque le tenían por indio propio, porque de suyo era moreno y tresquilado a manera de indio esclavo, y traía un remo al hombro, una cotara vieja calzada y la otra atada en la cintura, y una manta vieja muy ruin, e un braguero peor, con que cubría sus vergüenzas, y traía atada en la manta un bulto que eran Horas muy viejas. Pues desque Cortés los vio de aquella manera también picó, como los demás soldados, que preguntó al Tapia que qué era del español; y el español como le entendió, se puso en cuclillas, como hacen los indios, e dijo: «Yo soy.» Y luego le mandó dar de vestir camisa y jubón y zaragüelles y caperuza y alparagatos, que otros vestidos no había, y le pregunto de su vida, y cómo se llamaba, y cuando vino aquella tierra.”


Bernal Díaz del Castillo. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.