Mi lista de blogs
miércoles, 29 de abril de 2020
lunes, 27 de abril de 2020
ALLÁ EN LAS INDIAS
EL PERRO CAPITÁN I
sábado, 25 de abril de 2020
viernes, 24 de abril de 2020
jueves, 23 de abril de 2020
Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA
NO SON RECUERDOS
martes, 21 de abril de 2020
domingo, 19 de abril de 2020
OTRA BALSA EN EL AQUERONTE
RUAS
E SOMBRAS
sábado, 18 de abril de 2020
viernes, 17 de abril de 2020
miércoles, 15 de abril de 2020
Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA
«SERÁN CENIZA...»
lunes, 13 de abril de 2020
domingo, 12 de abril de 2020
sábado, 11 de abril de 2020
OBITER DICTUM
viernes, 10 de abril de 2020
OTRA BALSA EN EL AQUERONTE
A CARA O CRUZ
«Estábamos a unos mil metros de Gagesti cuando algo entró en la carretera por delante de mi caballo. Levanté la vista y quedé más que sorprendido de ver a una escuadra de exploradores rumana de unos quince hombres con bayonetas caladas justo delante nuestro. Era demasiado tarde para dar la vuelta y escapar al galope, ya que cualquier indicio de un pretendido intento de huída me hubiese supuesto un par de balas. Me decidí rápidamente; avancé trotando hacia la escuadra de exploradores sin cambiar de paso, les saludé de manera amistosa, les di a entender que debían desarmarse, que eran prisioneros, y que debían ponerse en marcha hacia la iglesia en Gagesti, donde cuatrocientos de sus camaradas estaban reunidos. Dudo mucho que alguno de los rumanos entendiese mis palabras. Pero mi donaire y tono de voz calmado y amistoso tuvieron un efecto persuasivo. Los quince hombres dejaron sus armas sobre la carretera y se alejaron a través de los campos en la dirección indicada. Continué mi paseo otros cien metros y después galopé de vuelta a mi compañía por el camino más corto. Probablemente no hubiera encontrado adversarios tan simples una segunda vez.»
Erwin Rommel.
La infanteria al ataque.
Editorial Tempus.
jueves, 9 de abril de 2020
martes, 7 de abril de 2020
Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA
QUELQU'UN PLEURE DANS LE SILENCE...
domingo, 5 de abril de 2020
sábado, 4 de abril de 2020
OTRA BALSA EN EL AQUERONTE
EL GRAN DICTADOR
«No satisfecho con los decretos que garantizaban la autoridad suprema de Bonaparte; no satisfecho con la esclavitud a la que estaba sometida la prensa ni con los sofismas que continuamente aparecían en los periódicos y que cada mañana atacaban con mentiras al espíritu tanto de los que leían como de los que no lo hacían, es decir, de los que eran incapaces de reflexionar sobre un libro y se divertían con un folletín; no satisfecho, digo, con todas esas medidas destinadas a ofuscar el juicio del pueblo, se preocupó de la educación, esto es, de los medios para preparar a la generación que en el futuro le sería servil, como si no fuera suficiente para ello el ejemplo que les daban sus padres. La revolución, que raramente ha producido instituciones perdurables, fundó para tal fin una escuela politécnica de la que han salido la mayoría de los hombres íntegros e independientes sobre los que Francia puede todavía fundar su esperanza. Un consejero de Estado encargado de supervisar la educación aseguró que en el futuro sólo habrían mentes sensatas, es decir, en términos de hoy en día, hombres que supieran someterse a la fuerza y amoldarse en todos los aspectos a las maniobras del interés.»
Madame de Staël.
Diez años de destierro.
Penguin Clásicos.