A CARA O CRUZ
«Estábamos a unos mil metros de Gagesti cuando algo entró en la carretera por delante de mi caballo. Levanté la vista y quedé más que sorprendido de ver a una escuadra de exploradores rumana de unos quince hombres con bayonetas caladas justo delante nuestro. Era demasiado tarde para dar la vuelta y escapar al galope, ya que cualquier indicio de un pretendido intento de huída me hubiese supuesto un par de balas. Me decidí rápidamente; avancé trotando hacia la escuadra de exploradores sin cambiar de paso, les saludé de manera amistosa, les di a entender que debían desarmarse, que eran prisioneros, y que debían ponerse en marcha hacia la iglesia en Gagesti, donde cuatrocientos de sus camaradas estaban reunidos. Dudo mucho que alguno de los rumanos entendiese mis palabras. Pero mi donaire y tono de voz calmado y amistoso tuvieron un efecto persuasivo. Los quince hombres dejaron sus armas sobre la carretera y se alejaron a través de los campos en la dirección indicada. Continué mi paseo otros cien metros y después galopé de vuelta a mi compañía por el camino más corto. Probablemente no hubiera encontrado adversarios tan simples una segunda vez.»
Erwin Rommel.
La infanteria al ataque.
Editorial Tempus.