EL PERRO CAPITÁN I
Para
que se vea el efecto que hacen, contaré una suerte que hizo un perro que se
llamó Capitán. Al cabo de muchos días que la tierra de Musso estaba poblada de
nuestros españoles, un soldado, llamado Luis Rodríguez, qµe fue mi soldado en
ciertas jornadas•, cuyo era el perro, me contó y fue público en toda la tierra
dicha de Musso, que estando doce leguas de la ciudad en un despoblado, solo con
su perro, en una pesquería que hacían en un río, con cantidad de más de cien
indios alrededor de él y teniendo atado su perro con un tramojo en el rancho
que había hecho para dormir los días que la pesquería durase, y estando
descuidado a la orilla del río, sin armas, porque las tenía en el rancho
confiado en la paz de los indios y salvo de la traición que le tenían ordenada,
que era matarle y echarle en el río, y como vieron la ocasión tan buena, el
soldado sin armas, y el perro atado, acordaron ponerlo en ejecución
descargándole un macanazo, que es arma que ellos usan, como está dicho, del
cual cayó aturdido y asiendo de él un golpe de ellos para echarlo en el río, el
soldado, con la rabia de la muerte, comenzó a forcejear y dar gritos, y como el
perro sintió el ruido y oyese la voz de su amo, haciendo fuerza rompió el
tramojo y embistiendo con el escuadrón de los indios lo rompió de tal manera
mordiendo y derribando y ellos con el repentino asalto, por huir se
atropellaban unos a otros dejando al soldado, apartándose del riesgo por estar
los más desarmados, pareciéndoles que estando el perro atado y él sin armas, no
las habían ellos menester, como era verdad, si la fortaleza de la amistád que
el perro tiene a su amo, no sobreviniera en su socorro.
Bernardo
de Vargas Machuca.
Milicia
Indiana.