MUERTE
El muerto, durante el velatorio, sueña todo lo que le va a
pasar a los suyos hasta que se extingan.
Es el gran sueño que le compensa de la desaparición.
No atiende a lo que sucede, no tiene relación con ello, no
es sensible ya a nada, pero aparece el sueño último.
Ve a su mujer en rápida y completa historia de lo que va a
hacer y que conoce el destino mejor que ella, y, sobre todo, lo consolador para
el muerto es que asiste a su muerte, sabe perfectamente cómo va a morir y en
qué corto o largo plazo.
Lo mismo le sucede con sus hijos. Asiste a todo su historial
y ve cómo se igualan a él en la muerte que presencia.
Así, igualado con todos, por saber cómo va a ser su muerte y
a qué hora descansa definitivamente.
Ramón Gómez de la Serna.
Diario póstumo.
Plaza & Janés.