HOTEL ANTIGUO
Una mujer a solas se
desnuda,
pared por medio, en el
hotel antiguo
de esta ciudad remota
donde duermo.
Abren las sedas un rumor
disperso
que se mezcla al follaje
de los helechos en el
aire.
Se oyen llaves que giran
en un cofre,
jadeos ahogados, prendas,
la inocencia de gestos
solitarios
que beben los espejos.
A su tiempo la noche se
desnuda
y las calles apiladas se
doblan
en un vasto ropaje
con la fatiga de un final
de fiesta.
Una mujer a solas tras
los muros,
unos pasos, un oscuro
deseo,
hasta mí llega de otro
mundo
como alguien que he amado
y que me habla
desde un ataúd lleno de
piedras.
Eugenio
Montejo.