CROQUIS SEVILLANO
El sol pone una
ojera violácea en el alero de las casas, apergamina la epidermis de las camisas
ahorcadas en medio de la calle.
¡Ventanas con aliento y labios de mujer!
Pasan perros con caderas de bailarín.
Chulos con los pantalones lustrados al betún. Jamelgos que el domingo se
arrancarán las tripas en la plaza de toros.
¡Los patios fabrican azahares y noviazgos!
Hay una capa prendida a una reja con
crispaciones de murciélago. Un cura de Zurbarán, que vende a un anticuario una
casulla robada en la sacristía. Unos ojos excesivos, que sacan llagas al mirar.
Las mujeres tienen los poros abiertos como
ventositas y una temperatura siete décimos más elevada que la normal.
Oliverio Girondo.