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domingo, 17 de mayo de 2020

OBITER DICTUM





A la mañana siguiente, descansado ya, vuelvo a bajar por la Quinta Avenida, y aprovechando la excepción de que por esta arteria circulan autobuses, me instalo en la imperial de uno de esos vehículos. Calles Treinta y ocho y Treinta y siete; Allen, con medias en un escaparate lleno de piernas cortadas; los grandes almacenes Altman, y luego la importantísima calle Treinta y cuatro, por la cual, siguiendo después la Cuarenta y dos, se llega más fácilmente a Broadway. En la esquina, ese enorme edificio rojo oscuro, de estilo anticuado, es el hotel Waldorf-Astoria, bastantes parecido a nuestro Continental o a nuestro Gran Hotel.


Paul Morand.