A Carlos o a Vicente. Incluso a ambos.
In memoriam. Supongo.
AGUADORES, SERENOS Y MOZOS DE CUERDA
—Los gallegos andan
constantemente con almadreñas por sus calles embaldosadas, lo que produce tanto
ruido, que allí a todo el mundo le duele la cabeza. Podemos dividirlos en dos
grandes grupos: uno, el de los serenos de comercio, y otro, el de los aguadores.
Los serenos se ganan la vida abriéndoles las puertas a los aguadores; y los
aguadores, llevándoles agua a los serenos. Cuando se desequilibra por exceso de
personal una de las dos clases y hay más serenos que aguadores o más aguadores
que serenos, se envía el remanente a Madrid. Debe considerarse también la
existencia de un numeroso grupo de mozos de cuerda. Se reconoce asimismo la
realidad de una pequeña minoría que pasa sus años bailando incesantemente la
«muiñeira».
—Es maravilloso.
—¡Oh! —protestó modestamente—;
no tiene importancia nada de lo que digo. Todo el mundo lo sabe. Añadiré que
dentro de esa ley general que abarca a todos los gallegos, hay que abrir una
subdivisión para los coruñeses; más que a otro oficio, se consagran al cultivo
y a la fabricación del pescado, en lo que han hecho notables progresos. Es
preciso imaginarse a los pobladores de La Coruña como hombres pensativamente
inclinados sobre las retortas de donde han de salir los salmonetes, o sobre los
alambiques donde se hace la destilación de la tinta de calamar, o bien regando
amorosamente la bien abonada tierra en la que tienen las plantaciones de
sardinas, harto preocupados del sol y de las lluvias, porque según sean éstas
abundantes o no, así salen sardinas o salen boquerones…
Wenceslao Fernández Flórez.
Las gafas del diablo.
Espasa-Calpe Argentina.