EL EJERCITO INCA
El modo que se tenía en elegir los hombres para la milicia, era
éste: en cada pueblo había maestros de enseñar la manera de pelear y
ejercitarse en las armas. Estos tenían cargo de tomar todos los niños de diez
hasta diez y ocho años, en cierta hora o horas del día, e dábanles forma de
reñir de burlas o de veras entre sí e [que] se ejercitasen como quiera en las
armas; y los que destos salían de más fuerzas y más valientes, más ligeros y
aptos para la guerra, y feroces, aquellos mandaba el Rey que los señalasen y
fuesen dedicados al ejercicio bélico, y desde adelante cada día más usasen a
pelear de burlas o de veras, hasta que fuesen de edad para servirse dellos en
las guerras. Mandábales dar sueldo conveniente de que comiesen y se criasen, y
que gozasen de sus privilegios.
Tenían otra manera de probar los niños y cognoscer lo que
después de grandes harían en las peleas. Después de llegados a los diez y ocho
años, poníanlos delante del capitán general o de aquel maestro que tenía cargo
deste ejercicio, y mandaba a uno que tenía una porra o alguna otra arma en la mano,
«ven acá, mátame aquél», [e] iba y alzaba la porra como que le quería dar; y si
el mozo rehuía la cara de miedo, apartábalo y dejábalo para que toda su vida
fuese labrador, y su oficio y ocupación fuesen obras serviles; pero al que no
huía la cara, dedicábanlo para el arte militar, mandándole que siempre se
ocupase en ella; y desde luego era hidalgo, y gozaba de los militares
privilegios. Por estas vías tenían los Reyes de aquellos reinos de señalados
hombres muchas grandes guarniciones.
Bartolomé de las
Casas.
De las antiguas
gentes del Perú.