EL CABALLO DE NIS
«Un drama se produjo en las afueras de Nis. En una carretera
cerca de la vía del tren, una multitud pugnaba por contemplar un caballo
todavía enjaezado y enganchado a un carro, y que yacía muerto, tendido sobre
uno de sus costados, dentro de una charca en la que evidentemente se había
atascado el carro. Yo me imaginé que al animal se le había reventado el corazón
cuando trataba de sacar el carro del lodazal en que se encontraba. Acababa de
suceder en aquel momento. Unos niños estaban llamando a sus amigos, un hombre
dejaba caer su bicicleta para acudir corriendo a ver qué ocurría, y más allá,
un hombre que estaba meando junto a una valla se esforzaba por ver el caballo.
La escena era como una pintura flamenca en la que el hombre que meaba
constituía un vívido detalle. El tren, el marco de la ventanilla, al retener la
escena por unos instantes, hizo de ello un cuadro. El hombre de la valla sacude
las últimas gotas de su pene y, metiéndolo dentro de sus holgado pantalones,
empieza a correr. El cuadro queda completo.»
Paul Theroux.
El Gran Bazar del Ferrocarril.
Plaza & Janes.